AP Led Zeppelin, en un momento del concierto
LONDRES. Los éxitos de Led Zeppelin volvieron a sonar anoche, por primera vez en vivo desde 1988, en un memorable concierto en la Millennium Dome de Londres. Veinte mil personas llenaron el recinto, después de haber hecho colas durante horas e incluso algunos haber dormido al raso para poder ocupar los mejores puestos. La extremada seguridad para evitar reventas ralentizó el acceso, pero eso no enfrió el entusiasmo. Cuando Jimmy Page, Robert Plant y John Paul Jones tomaron el escenario, hubo el unánime sentimiento entre tantos apasionados del rock de estar viviendo un momento histórico.
Faltaba John Bonham, cuya muerte en 1980 supuso el fin de la banda, creada en 1968. Su lugar, en este concierto único al que quizás pueda seguir una gira, fue tomado por Jason Bonham, sentado a la batería igual que su padre. Por su ausencia, el concierto tuvo mucho de homenaje a «Bonzo», aunque formalmente el tributo era para Ahmet Ertegün, el creador del sello discográfico Atlantic Records, que estuvo tras los éxitos primeros de Led Zeppelin. Ertegün falleció el año pasado y en su recuerdo se sumaron anoche otros artistas también fichados por él, como Pete Townshend, de The Who; Billy Wyman, ex Rolling Stones; el escocés Paolo Nutini, y los grupos Rhythm Kings y Foreigner.
Las colas para asistir al concierto comenzaron el domingo, cuando el público pudo comenzar a retirar las entradas que habían sido compradas por internet. Un millón de personas se llegó a registrar para poder participar en un sorteo. Los veinte mil afortunados pagaron unos 190 euros por cada una de las entradas, un precio alto pero muy por debajo de lo que muchos estaban dispuestos a pagar con tal de presenciar en directo el retorno de Led Zeppelin: en eBay se han detectado subastas de entradas por casi 2.700 euros.
La reventa, sin embargo, estuvo seriamente perseguida. Para retirar las entradas había que presentar la tarjeta de crédito con la que se había hecho la compra, un documento de identidad con fotografía y el código comunicado en la transacción. Además, aunque el concierto fuera al día siguiente o unas cuantas horas después había que ponerse a la muñeca una cinta que acreditaba el pase.
El primero en la cola, esperando el acceso al concierto, fue Jeffrey Jones, un hombre de 43 años llegado desde Toronto, que en su vida se ha gastado más de 70.000 euros en música y objetos relacionados con Led Zeppelin. «Ésta es la razón por la que estoy en la Tierra. A parte del día del nacimiento de mi hijo, éste es el mejor momento de mi vida», declaró a «The Times». Entre los asistentes había gente proveniente de setenta países diferentes.
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